La montaña y yo somos lo mismo

En cada paso que daba por el Himalaya mientras me dirigía al Campo Base del Everest y luego al hacer cumbre en el Kalaphatar la conexión con las montañas era cada vez más fuerte, escuché su silencio y entendí sus palabras, saber que un paso tras otro te acerca más a la meta, que avanzar lento es también avanzar, que no debemos compararnos con otros y que aunque se vea lejos no es razón para desmotivarse. Esto fue lo que aprendí en esta aventura, pero hay un antes a ese viaje, en el cual, ciertos momentos de mi vida cada cima conquistada en mi montaña profesional y personal se había convertido en la base de una nueva montaña a escalar y conquistar, sin embargo, hoy busco sólo asentar y armar un buen campamento base de mi montaña espiritual, de la misma manera que las montañas buscan que ya nadie más las suba en son de conquista personal poniendo en riesgo su vida o muchas veces ya sin la posibilidad de bajar por que la muerte los encontró. El dolor que siente la montaña cuando se pierden vidas en su regazo es inevitable del mismo modo del dolor que sentía cuando mis sueños estaban tan alejados del yo soñador.

La montaña y yo siempre nos conocimos sin vernos hasta mi viaje al EBC sólo necesitábamos estar en el mismo lugar para reconocernos.

¿En qué crees que la montaña se parece a ti o más aún cuántas veces te has encontrado con ella y no la has visto?

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